Cada Momento de Mi Vida es Una Agonía

Esto es una serie de entradas, empezaremos por el principio.
Nuestro hormigón es la genética, es aquello que sustenta lo que somos, las vigas de nuestro yo.
Hasta que punto nos determinan?
Creo que debe de ser la ciencia que tenga la ultima palabra, pues este es aun un terreno virgen e inexplorado, y sin embargo, al ser mi opinión la que queréis conocer, me parece que no es concluyente.

La genética no te hace ser como eres, te hace parecerte a tus padres.

Te da los ojos, pero no prefija la profundidad de tu mirada.

Tu fisonomía, aunque es importante, en ultima instancia es tan importante como tu quieres que sea, es tan importante como importante es en tu entorno.

Si naces con la piel oscura y resulta que vives en un pueblecito del Missisipi en 1850, pues probablemente sufras vejaciones durante toda tu vida por parte del resto de la comunidad por la discriminación vigente por aquella época, llegando a matarte este hecho.
Teniendo el mismo tono de piel, si por el contrario vives en Ciudad del cabo en el 2012, vivirás en una ciudad moderna y con muchas facilidades donde este factor genético pasara totalmente desapercibido.
Importa la genética, si, pero no es determinante, y como es algo que no puedes cambiar, no tiene sentido preocuparse.

Esto es un mensaje para aquellos que les preocupa ser altos o ser bajos, tener el pelo rubio o moreno y demás tonterías.

Si tienes la nariz grande, no vas a poder cambiarlo en toda tu vida, acostúmbrate a ello lo antes posible. Puedes pensar que cortándote la nariz acabas con el problema, pero el problema nunca ha sido la nariz.

Tus genes son tuyos y de nadie más, eres un experimento irrepetible.
Sientete especial, porque la genética es lo primero que te hace ser único.